sábado, 21 de enero de 2012

Ser un buen orador

Extracto del libro "Aprender a hablar en público hoy" de Juan Antonio Vallejo-Nágera, páginas 22 y 23. En él trata dos ejemplos de "buenos" oradores:

(...) Entre las personas que usted ha admirado al verlas deslumbrar al grupo, con un chiste magistralmente contado o una anécdota memorable, hay dos tipos por completo distintos; uno es el que acabamos de describir, que tiene 'exceso de facultades' y las emplea sin medida. Suele ser un tímido hipercompensado, está impulsado por un narcisismo insatisfecho, por una necesidad interna de demostrar TODO EL TIEMPO lo ingenioso que es, y lo bien que se expresa, o lo mucho que sabe; y después de la primera buena impresión acaba hastiando.

El otro es el que interesa imitar. Es una persona mucho más discreta, cuenta el chiste o la anécdota, o hace el alarde de información o de cultura que le han solicitado..., pero después deja cortésmente el turno a los demás. También deslumbra, pero nunca agobia. Acapara la atención cuando se lo solicitan, y lo hace de un modo grato. No se impone a destiempo. (...)

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